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Aplicación de técnicas de apoyo psicológico para el auxiliar de enfermería

Aplicación de técnicas de apoyo psicológico para el auxiliar de enfermería

Ser competentes en nuestro día a día es sinónimo de saber dar respuestas adecuadas a cada nueva situación que se nos presente. El papel que asume el auxiliar de enfermería, no se limita al cuidado físico del paciente, sino que en la gran mayoría de casos, el cuidado que precisan nuestros pacientes es emocional. Para ello, hemos de conocer las diferentes técnicas de apoyo psicológico y de autocontrol, con el fin de cuidar a aquellos que lo necesiten.

El auxiliar de enfermería

El auxiliar de enfermería es el profesional sanitario encargado de proporcionar cuidados auxiliares al paciente y actuar sobre las condiciones sanitarias de su entorno bajo la supervisión del diplomado en enfermería o el facultativo médico.

Las competencias profesionales en el ámbito sanitario, se caracterizan por una relación de ayuda. Carl Rogers define dicha relación como “toda relación en la que al menos una de las partes intenta promover en el otro el crecimiento, el desarrollo, la maduración y la capacidad de funcionar mejor y enfrentar la vida de manera más adecuada. En otras palabras, la relación de ayuda es aquella en la que uno de los participantes intenta hacer surgir una mejor apreciación y expresión de los recursos latentes del individuo y un uso más funcional de estos”.

En los últimos años, la visión en el sistema sociosanitario, ha cambiado de forma notable. Años atrás, la atención se centraba en valorar y mejorar el estado físico del paciente. Hoy en día, nuestros cuidados están fundamentados en una relación asistencial, donde el paciente es un todo; ya no sólo se valora su estado o dolencia física, sino que se estudia su situación emocional y como curar aquellas heridas no visibles.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) establece las cualidades que han de caracterizar a nuestros profesionales sanitarios. En concreto, el auxiliar de enfermería ha de cumplir las cualidades siguientes; integridad, respeto por la diversidad, profesionalidad en su trabajo, dotes de comunicación, capacidad de organizar y saber planificar, capacidad de trabajo en equipo, ser responsables, orientación al paciente, creatividad, interés tecnológico, compromiso con el aprendizaje continuo, visión crítica, capacidad de juicio y de toma de decisiones, capacidad de construir confianza, liderazgo y saber dar y fortalecer a otros.

Entendamos que una persona enferma, se encuentra en una situación totalmente ajena para él o ella. De repente, no será capaz de realizar algunas o todas, de las cosas que antes realizaba de manea fácil y sencilla. Se verá angustiada; quizás no acabe de entender lo que le está pasando o porque le está pasando a él o ella. El dolor y las preocupaciones no le dejaran descansar, llevándola a un estado de susceptibilidad.

La falta de información es algo común en muchos de los procesos de la enfermedad. Es por ellos, que como auxiliares de enfermería, hemos de saber acompañar a los pacientes en todo su proceso de recuperación o de enfermedad. Siempre hemos de mostrar empatía, intentar entender la situación que aquella persona que tenemos enfrente está viviendo. Ser prudentes y no hablar de informes médicos o de situaciones personales ante el paciente; muchas son las ocasiones que vistiendo al paciente o a la hora del baño, hablamos con nuestros compañeros del paciente de “la otra habitación” o  de lo bien que lo pasamos en fin de semana”.

Este tipo de situaciones hacen sentir al paciente invisible. Cuidemos cada detalle. A la hora de la higiene, procurar despejar la habitación, llevar a cabo nuestras funciones de manera respetuosa y profesional. Preguntar al paciente como está, explicar que técnica vamos a hacer. Mantenerle informado de los procesos y su situación. Escuchar, siempre y cuando el tiempo nos lo permita, y mantener una sonrisa cuando nos dirigimos al paciente.

Algunos de los puntos fundamentales a tener en cuenta en el autocontrol y el apoyo psicológico son:

  • Autoobservación: a fin de poder intervenir sobre una conducta, lo primero debemos hacer es detectarla.
  • Determinación de objetivos: planificar los pasos necesarios que tendrán lugar durante el proceso de hospitalización o curación.
  • Resolución de dudas. Si el paciente entiende la patología que sufre y entiende los pasos que van a seguir, será capaz de asimilar de forma más sencilla por lo que está pasando.
  • Escucha activa. De forma empática responder a las dudas surgidas y escuchar atentamente las preocupaciones y miedos del paciente.
  • Refuerzo positivo. Cada avance del paciente ha de ser reconocido y valorado positivamente.

El enfermo va a reaccionar de manera emocional a la enfermedad; llorando, gritando, con ansiedad… El paciente puede verbalizar sus sentimientos o simplemente callar ante la nueva situación. Es por ello que nunca hemos de bajar la guardia y siempre estar atentos a cada gesto o expresión. Con paciencia y cariño, podemos ayudar no solo a una mejoría física, si no a una curación emocional. ¿Estamos preparados para ampliar nuestras competencias y cuidar de aquellos que los necesitan?

Curso relacionado: FP de Grado Medio de Auxiliar de Enfermería

Escrito por Laura Garbayo

Laura Garbayo Hermoso. Licenciada en Bioquímica, Diplomada en Enfermería. Máster en Enfermería Escolar y Máster en Urgencias. Durante mis más de cinco años de ejercicio como enfermera en el servicio de urgencias del Hospital de Barcelona, he procurado no abandonar mi otra vocación profesional, la docencia, la cual vengo desempeñando desde el año 2004. De este modo tengo  la oportunidad de aunar mis dos perfiles profesionales, por los que siento absoluta devoción.
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