¿Cómo interpretar la rebeldía infantil? Causas y soluciones
“No puedo más, este niño está insoportable. Todo el día con rabietas”, “No entiendo nada, antes era un sol y ahora siempre está enfadado o haciendo todo lo contrario de lo que le decimos”
Es habitual escuchar afirmaciones como estas en padres de niños de 2 años, o de 4 a 6, o en la adolescencia. ¿Qué tienen en común todos ellos? Que en estas edades surge la necesidad de autoafirmarse, como forma de formación de la identidad personal y de la búsqueda de autonomía.
La rebeldía, por lo tanto, forma parte de un proceso normal del desarrollo infantil y se tiene que interpretar como un proceso necesario, por el que deberían pasar todos los niños y adolescentes y que no deja de ser una señal indicativa de que el niño busca reafirmarse y ser consciente de quién es y qué puede llegar a hacer de forma autónoma.
Las causas de la rebeldía varían ligeramente en cada edad, aunque ya hemos visto que tienen puntos en común.
La rebeldía infantil a los 2 años
A esta edad los niños aprenden quienes son, su nombre, cómo son y que se espera de ellos en función de su género. Este proceso de búsqueda de identidad muchas veces resulta conflictivo ya que a los 2 años los niños ya tienen ideas propias y también saben lo que quieren pero todavía no tienen un autocontrol bien desarrollado y, por otro lado, todavía no son capaces de entender ciertas normas o convencionalismos sociales, por lo que el conflicto familiar está servido.
La rebeldía infantil de los 4 a los 6 años.
Esta etapa se caracteriza por una explosión de cambios que se producen de forma simultánea en el niño. Por un lado se vuelven seres sociales y se interesan de forma activa en su grupo de iguales, es decir, sus compañeros de clase: surge el concepto mejor amigo y quieren hacer lo mismo que hacen sus amiguitos. Por otro lado, a nivel cognitivo, ya tienen más claro quiénes son y también que existes normas sociales que se tienen que cumplir, pero la capacidad de autocontrol todavía sigue sin estar desarrollada del todo. Para hacernos una idea más clara, nos tenemos que imaginar a pequeños seres que son capaces de razonar y entender, y que necesitan sentir que su opinión cuenta para reafirmar su yo. Son niños que quieren ser pequeños adultos. Es una etapa que se caracteriza también por el uso de mentiras como forma de exploración de los límites y como forma de evitar castigos o consecuencias negativas a sus actos.
La rebeldía en la adolescencia
Para comprender a los adolescente ses necesario comprender que la rebeldía en esta etapa es completamente normal y se produce a consecuencia de la necesidad del infante por “separarse” de sus padres y verse como alguien independiente y con ideas propias. El adolescente explora su yo para acabar de definir quién va a llegar a ser. Si en esta etapa los padres se muestras muy autoritarios, la rebeldía se puede transformar en conflicto familiar.
Soluciones a aplicar ante niños rebeldes:
- Evitar el estilo educativo autoritario. No funciona intentar conseguir lo que queremos simplemente por la “fuerza”. Si entendemos esta rebeldía como un proceso natural, debemos respetar estas conductas y cambiar los castigos por refuerzos positivos cuando el niño hace algo que consideramos adecuado. Resulta más efectivo hacer reflexionar al niño sobre sus conductas y explicarle las consecuencias de sus actos.
- Es imprescindible asegurarse de que el niño conoce aquello que puede hacer y lo que no puede hacer, es decir, hay que establecer unas reglas claras y consistentes. No sirve de nada aplicar un castigo por algo que el niño ha hecho mal y dos días más tarde ante la misma conducta, no hacer nada. Si el niño tiene claras las normas, será más sencillo que las aplique.
- Potenciar la autonomía en el niño. Como hemos dicho, en estas edades el niño busca ser cada vez más autónomo. Si le ofrecemos oportunidades para que él mismo haga las cosas y se sienta responsable de ciertas tareas, no sólo lo estamos volviendo más autónomo, sino que estamos favoreciendo una correcta autoestima y reduciendo las posibilidades de conflicto en casa. Muchas veces queremos imponer nuestro criterio porque pensamos que es mejor pero es importante que el niño sienta que su opinión se tiene en cuenta y también es válida. Imaginemos un niño de 4 años que va al armario y escoge la ropa que se quiere poner y se viste sólo. Luego llegan sus padres y le dicen que lo que ha escogido no está bien porque no combina y le hacen desvestirse. En este caso puede aparecer un conflicto porque el niño tiene sus propios gustos y quiere reafirmar aquello que ha escogido y si los padres resultan poco tolerantes se generará una situación conflictiva. Este mismo ejemplo se puede observar desde el punto de vista contrario, y que los padres elogien la conducta proactiva del niño y su esfuerzo por vestirse sólo. En este segundo caso, además de evitar el conflicto, el niño se sentirá autónomo y valorado por sus padres.
- Escuchar de forma activa. Pero de verdad. Muchas veces parece que estamos escuchando, pero en realidad estamos pensando en otra cosa mientras el otro interlocutor nos habla. Un niño necesita que se le escuche, que se preste atención a sus palabras e ideas y que se le ofrezca una respuesta adaptada a su edad y capacidad de razonamiento. Muchos conflictos se pueden prevenir simplemente escuchando bien y teniendo en cuenta los gustos e intereses del niño/adolescente.
- Ser modelo de conducta. No hagamos aquello que no queremos que ellos hagan. Gran parte de los aprendizajes que hacen los niños, los hacen por observación. Si tu gritas, él grita. Si tu no muestras autocontrol ante determinadas situaciones, él tampoco aprende a controlarse. Si tú castigas y no razonas, él no aprende a interiorizar las normas, sino a respetarlas, como mucho por miedo al castigo.
- Juega y pasa tiempo con tu hijo. En muchas ocasiones la rebeldía se da como llamada de atención de aquellos niños que sienten que sus padres no pasan el suficiente tiempo con ellos.
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Nancy López Lago