El arte de construir casas inclinadas
La historia de la arquitectura, como la de cualquier otra ciencia, no está exenta de los ensayos a base de prueba y error. Es decir, a lo largo de los siglos, muchas casas, edificios y catedrales, han debido caerse mientras estaban siendo construidos para aprender la técnica correcta de su construcción. Pero hace ya muchos siglos que las bases de la arquitectura se asentaron y permitieron, por necesidad (y no por capricho como se hace actualmente), construir con éxito edificios que, todavía hoy, desafían descaradamente a la gravedad.
Hoy os queremos hablar de las casas inclinadas que se encuentran en el centro histórico de Amsterdam y es que la geometría de estas casas, cuya fachada principal está visiblemente inclinada hacia los canales o calle, no es fruto del azar o de un asentamiento fortuito, si no que fueron así diseñadas, en un alarde de funcionalidad excepcional, para poder aprovechar el espacio al máximo.
Para poder entenderlo, en primer lugar, tenemos que tener en cuenta que esta ciudad se asienta sobre un terreno originalmente pantanoso, y la construcción de edificios sobre él solo fue posible a base de la tenacidad de drenar el terreno y construir diques de contención para el agua. En estas circunstancias la ocupación del suelo en vertical resultaba la mejor forma de aprovechamiento, es decir, construir casas más o menos estrechas pero altas, así que el resultado de esta tipología constructiva son casas con una planta piso de poca superficie que, para aprovecharla al máximo, obligó a construir escaleras de acceso a las diferentes plantas muy estrechas y con mucha pendiente.
Como se puede observar en la foto, por este tipo de escalera resulta completamente inviable subir o bajar cualquier tipo de mueble, así que las casas fueron diseñadas para introducir por las ventanas todos los objetos voluminosos. Para ello se dotó a las fachadas de una viga saliente en su parte más alta, rematada con un gancho que sirve para colgar de él una polea. Con este sistema, para evitar que la carga pudiese chocar contra la fachada, ésta se desvió de la vertical haciendo que la distancia entre carga (que por efecto de la gravedad busca la posición vertical) y fachada, fuese disminuyendo a medida que se elevase la carga.
Pero construir desafiando a la gravedad requiere de algún método adicional de sujeción para evitar que el edificio se venga abajo. Es por ello que, todas estas fachadas disponen de enormes grapas (señaladas en rojo en la imagen de abajo) que afianzan la fachada a los forjados, evitando que ésta pueda desmoronarse.
Finalmente, otro elemento de estas casas típicas holandesas que también es susceptible de venirse abajo es el característico frontón que las corona. Para evitar su desmorone, este elemento decorativo va siempre atirantado desde el tímpano a la cubierta, con lo que se consigue dotar de robustez y firmeza a todo el conjunto estructural.