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¿Qué es la disciplina positiva? Todo sobre ella

¿Qué es la disciplina positiva? Todo sobre ella
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Escrito por Andrea Pérez Mosquera

A lo largo de la Historia han surgido numerosas corrientes educativas. Una de las más populares es la corriente de la disciplina positiva, promulgada por la psicóloga norteamericana Jane Nelsen, que defiende la importancia del respeto entre las personas por encima de todo. En el artículo de hoy vamos a explicar en detalle en qué consiste esta teoría y por qué resulta tan relevante en la actualidad.

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Qué es la disciplina positiva y en qué se fundamenta

En el pasado, tanto en el ámbito personal y familiar como en el formativo, se corregían los comportamientos negativos por parte de los niños con la asignación automática de un castigo. Sin embargo, con el tiempo han ido surgiendo nuevos modelos educativos que tratan de poner en el centro el respeto y la tolerancia entre las personas. Uno de estos modelos es el de la disciplina positiva, pero, ¿en qué consiste exactamente?

La disciplina positiva es un enfoque de la educación que se basa en el respeto mutuo entre padres, educadores y niños. Esta teoría defiende la idea de que el castigo no es la mejor manera de enseñar a los niños; en su lugar, se debe fomentar el desarrollo de habilidades y valores, de manera que los niños aprendan a tomar decisiones responsables y de forma autónoma.

La disciplina positiva utiliza el refuerzo positivo en vez del castigo, reconociendo y recompensando los comportamientos positivos de los niños.

La disciplina positiva, aunque pueda parecer más laxa que otras teorías educativas, en realidad implica también establecer límites claros y consistentes. Así, los niños tienen claro en todo momento qué comportamientos se consideran inapropiados y saben cómo deben actuar con responsabilidad ante cualquier situación.

Fundamentos de la disciplina positiva

La disciplina positiva se asienta sobre una serie de fundamentos clave que son esenciales para que este modelo educativo sea llevado a cabo con éxito. Estos fundamentos son:

  • Respeto mutuo: Esta teoría se enfoca en mantener un clima positivo en el que se priorice el respeto entre padres, cuidadores y niños. Esto ayudará a los niños a desarrollar una autoestima positiva y una actitud constructiva durante el resto de la vida.
  • Comunicación abierta y efectiva: Otro de los puntos sobre los que se asienta la disciplina positiva es la comunicación. Fomentar el diálogo para resolver conflictos y problemas ayuda a los niños a desarrollar habilidades de comunicación efectivas y a aprender a expresar sus necesidades y sentimientos de una forma clara y constructiva.
  • Responsabilidad e independencia: La disciplina positiva no persigue otro objetivo que lograr que los niños sean, el día de mañana, personas autónomas y capaces de resolver cualquier situación por sí mismas y con una buena gestión de las emociones. Por ello, se enfoca en ayudar a los niños a adquirir y potenciar habilidades útiles para la vida.
  • Aprendizaje de las consecuencias naturales: Este tipo de disciplina busca que los niños experimenten las consecuencias naturales de sus acciones. De este modo, en vez de imponer la autoridad a través de castigos y amenazas, se muestra a los niños cómo tomar decisiones responsables, aprendiendo de sus propios errores.

En lugar de centrarse en lo que el niño hace mal, la disciplina positiva se enfoca en lo que hace bien y en cómo puede mejorar su comportamiento.

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¿Cuál es el origen de la disciplina positiva?

Las raíces de la disciplina positiva se encuentran en la psicología humanista, y concretamente en las teorías de Alfred Adler y Rudolf Dreikurs. Estos psicólogos austríacos abogaban por una educación basada en el respeto mutuo y la cooperación.

Adler, uno de los pioneros en psicología individual, creía que el comportamiento humano está motivado por un deseo de pertenencia y significado. Según este autor, los niños se comportan de manera inapropiada cuando sienten que no tienen un lugar significativo en su grupo familiar o social. Dreikurs popularizó más tarde estas ideas y desarrolló estrategias prácticas para aplicarlas en el entorno educativo.

Jane Nelsen y Lynn Lott, dos norteamericanas autoras del popular libro «Disciplina Positiva», fueron quienes adaptaron estas teorías a un formato accesible para padres y educadores, acercando el movimiento de la disciplina positiva a la educación moderna.

En la actualidad, la disciplina positiva se ha convertido en una metodología reconocida a nivel internacional, contando con su propia asociación de profesionales. Su enfoque ha sido validado por estudios que demuestran su efectividad en el desarrollo emocional y social de los niños. 

Cómo se aplica la disciplina positiva: al detalle

Aplicar la disciplina positiva va mucho más allá de tratar de evitar castigos. Es un proceso que requiere paciencia y una profunda comprensión del comportamiento infantil. ¿Quieres saber cómo se puede aplicar este enfoque en la práctica diaria de una forma efectiva? Entonces, echa un vistazo a estos pasos esenciales:

  • Fomentar un ambiente positivo: Crear un ambiente donde los niños se sientan seguros y valorados es crucial. Esto incluye establecer rutinas claras, ser consistente en las expectativas y mostrar al infante en todo momento.
  • Establecer normas claras y coherentes: Las reglas deben ser comprensibles y aplicables para los niños. Es importante que ellos participen en la creación de estas normas, ya que así las sentirán como propias.
  • Usar el refuerzo positivo: En lugar de enfocarse en los errores, se debe reforzar a los niños cuando hacen algo bien. Esto no significa premiar cada acción, sino reconocer y valorar sus esfuerzos y logros.
  • Practicar la empatía y la escucha activa: Entender las emociones y perspectivas de los niños es fundamental. Esto se logra escuchándolos con atención y validando sus sentimientos.
  • Modelar el comportamiento deseado: Los adultos deben ser ejemplos a seguir para los niños, ya que estos aprenden observando. Por lo tanto, es esencial que los adultos demuestren comportamientos respetuosos y responsables.

Ejemplos de este enfoque

Veamos ahora un par de ejemplos prácticos que nos ayudarán a entender todavía mejor cómo funciona la disciplina positiva y de qué manera podemos aplicarla en el día a día. ¡No pierdas detalle!

  • Primer supuesto: Un niño en la escuela empieza a molestar a sus compañeros durante una actividad grupal. En lugar de castigarlo, el profesor lo llama aparte y le pregunta qué está pasando. Al escuchar al niño, descubre que se siente excluido del grupo. El profesor trabaja con el niño y el grupo para encontrar formas de incluirlo más y asignarle responsabilidades que lo hagan sentir valorado.
  • Segundo supuesto: Un niño pequeño tiene una rabieta porque no quiere irse del parque. En lugar de castigarlo o darle una reprimenda, el padre se agacha a su nivel, lo abraza y le dice que entiende que es difícil irse porque está divirtiéndose mucho. Luego, le ofrece una alternativa que resulte de su interés para hacer en casa y lo acompaña fuera del parque, sin dejar de validar sus sentimientos.

¿Funciona realmente la disciplina positiva? Beneficios

Este modelo educativo ofrece un enfoque muy beneficioso para la educación de los niños que va más allá de la esfera personal o familiar. En el ámbito formativo, la aplicación de la disciplina positiva para la enseñanza de los niños también conlleva notorias ventajas, como las que mencionamos a continuación:

  • Ayuda a crear y mantener una relación positiva entre los padres, los educadores y los niños.
  • Fomenta la autoestima y la confianza en los niños, al enfocarse en el reconocimiento de sus logros y habilidades.
  • Promueve la responsabilidad y la autodisciplina en los niños, al capacitarlos para tomar decisiones responsables y afrontar las consecuencias de sus acciones.
  • Permite que los niños aprendan a relacionarse de manera efectiva con los demás y a afrontar los desafíos de la vida desde una perspectiva más positiva.
  • Genera un ambiente educativo sano y en el que abunda el respeto, para que los niños se sientan seguros, unidos y valorados.
  • Ayuda mejorar el bienestar emocional y mental de los niños, pero también de los docentes, padres y familiares.
  • Por último, esta técnica permite enseñar habilidades a los niños que serán importantes también para su vida de adultos, como la resolución de conflictos, la empatía y la comunicación efectiva. Asimismo, se fomentan valores como la tolerancia y la compasión.

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