La PNL: desmontando mitos (1ª parte)
La PNL (Programación Neurolingüística) se ocupa, entre otras, de la influencia que el lenguaje tiene sobre nuestra programación mental y demás funciones de nuestro sistema nervioso, así como los patrones lingüísticos que empleamos.
Tiene un carácter pragmático: busca resultados pero, desgraciadamente, sin importar que no haya teoría que la sustente y/o explique.
Entre los postulados básicos de la PNL existe el que dice que todos tenemos un sistema representacional preferido (SRP). Estos sistemas pueden ser visuales, auditivos o kinestésicos (dependiendo de cómo se representara nuestro mundo interno o externo o los elementos internos o externos que lo involucren). Además presupone que según dónde dirigimos nuestra mirada y/o, por ejemplo, el “tono” de nuestra respiración, también daría un tipo u otro.
Fuente imagen: psicotecablog.wordpress.com
Cabe citar dos estudios que han refutado este postulado principal: Profel y Cross (1985) y Thomason, Arbuckle y Cady (1980).
Afirma que si prestamos atención al SRP de una persona y nos adaptamos a ella (nos ponemos a su nivel), podemos influir en ella y mejorar la comunicación.
Entre las técnicas más utilizadas están: el anclaje, la hipnosis y el rapport.
El anclaje es una técnica conductual que además, con el tiempo, se ha descartado por su poca eficacia terapéutica debido a las variables que influyen en dicho proceso y que pueden alterar los resultados.
La hipnosis no les pertenece, quizás por ello algunos autores han afirmado que es posible hipnotizar a la gente sin alterar su estado de conciencia. Aún estamos esperando estudios que lo confirmen, pues no se han realizado.
Otra técnica que no ha sido probada es el rapport que afirma que los pequeños cambios fisiológicos que se dan entre dos personas ocurren de forma recíproca, como si se sincronizaran.
¿Desalentador?
¿Qué dice la comunidad científica sobre esto?
¿Se han hecho estudios para comprobar si es eficaz o no?
Más respuestas, en la segunda parte de PNL.