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La Suerte en los negocios

A la hora de invertir, se pueden encontrar productos y vehículos que invierten en prácticamente todas las clases de activos. Sin embargo, hay algo que no se puede comprar y es fundamental: la suerte. Estudio tras estudio se ha demostrado que aquellos que baten al mercado son muy pocos, así que tener la fortuna de dar con uno de ellos es tan fundamental como tener en cuenta el gestor, sector o producto que mejor lo está haciendo o tiene las mejores perspectivas.

la historia reciente ha proporcionado una lección práctica del poder de la elección y de la importancia del momento para triunfar o no. Así, si por ejemplo la etapa laboral de una persona coincide con una temporada especialmente monótona o plana en los mercados, habrá un límite natural en lo que éste puede ganar a través de sus inversiones, señalan desde MarketWatch.

Pero, si la suerte es un factor que no se puede controlar, ¿qué pueden hacer los inversores? Según Fran Kinniry, jefe de la firma de estrategias de inversión Vanguard Group, asegura que lo mejor es centrarse en aquellas cosas en las que se pueda influir.

Esto significa volver a algunos de los consejos clásicos de inversión, habituales sobre todo cuando se habla de ahorrar para la jubilación: empezar a ahorrar lo más pronto posible, ahorrar lo máximo posible, diversificar y escoger inversiones de bajo coste, no confiar ciegamente en nuestra destreza o la de nuestro broker y no basarse en predicciones hechas sobre rentabilidades históricas para elegir la inversión que más nos conviene.

La ‘normalidad’ no existe

Los inversores tienden a vincular sus expectativas de beneficio con los hechos y datos ciertos con los que cuentan, como la media anual del 10,9% de media que ha logrado el índice S&P 500 en los últimos 30 años. Pero la historia, especialmente la historia selectiva, puede hacer a la gente morder el polvo.

Ese dato, por ejemplo, no refleja que en esos 30 años ha habido etapas de fuertes pérdidas y abultadas ganancias, como el 37% que se dejó el indicador en 2008, o el 38% que se anotó en 1995. Realmente, no hay una norma histórica. Y es que no es lo mismo haber invertido en los 30 años que van desde 1946 a 1976, que entre 1976 y 2006.

La importancia de la fortuna

Lo que muchos estudios han demostrado de momento es que la mayoría de la gente no tiene en cuenta la importancia de la suerte en sus inversiones. «Tenemos una visión asimétrica de la buena y la mala suerte. Está claro que mucha gente atribuye la mala suerte a circunstancias aleatorias, pero la buena suerte se percibe como una prueba de sus propias habilidades o aptitudes«, señala Shlomo Benartzi, profesor de finanzas de la Universidad de California.

Efectivamente «los éxitos económicos de los últimos 30 años nos han dado más y mejor confianza en nuestras capacidades», según John Payne, profesor de la Universidad Duke. Y precisamente esa confianza puede hacer que más de uno se pille los dedos. Si los mercados generan menos rentabilidad en las próximas tres décadas de las que consiguieron en las tres anteriores, muchos llegarán a la jubilación con sus expectativas truncadas.

Ojo con lo que está de moda

Muchas compañías se centran en los resultados a corto plazo, se destacan las categorías de fondos que mejor van, las inversiones acertadas… con esta información sesgada, se oculta en parte la importancia que tiene la casualidad o la aleatoriedad en las finanzas.

También hay muchas firmas que lanzan productos que se centran en activos que se ponen de moda para aprovechar el filón. Y después pasan cosas como las que sufrieron los que apostaron por el sector tecnológico cuando estalló la burbuja en el 2000.

Lo más importante es invertir siendo consciente de que, aunque puede que el crecimiento potencial de nuestros ahorros escape a nuestro control, sí hay pasos que se pueden dar para acercarse lo máximo posible a esa meta.

«Hay que trabajar duro en los factores de control. Hay que preguntarse cuáles son los riesgos de ahorrar de más, y compararlos con los que tiene ahorrar de menos, que son enormes», comenta Kinniry.

Algunos consejos clásicos

Así, es importante formarse un hábito de ahorro. Además, conviene diversificar la cartera para que el impacto de un eventual golpe de mala suerte no sea tan grande. Y al hacer esto último, se puede tener en cuenta algunas de las pocas reglas de mercado que tienden a cumplirse casi siempre, como que los bonos y las acciones se comportan bien en momentos diferentes de mercado, o que las materias primas tienden a evolucionar al contrario que la bolsa.

También es importante escoger un broker o gestor que nos cobre unas comisiones que estemos dispuestos a pagar, que sean lógicas en fundión del producto contratado. Al fin y al cabo, cada euro que se queda la firma, es un euro menos para la cartera del inversor.

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