Los 3 países con mejores sistemas educativos
A lo largo de la historia de la educación nos hemos planteado constantemente qué medidas podemos tomar para combatir aspectos como, por ejemplo, el fracaso escolar. No obstante, en la escuela hay que pensar en qué debemos potenciar para centrarnos en los alumnos dando una visión puerocentrista de la educación para, de esta forma, partir de sus intereses para motivarlos a la hora de aprender.
Algunos sistemas educativos del mundo lo han logrado, por este motivo, en el artículo de hoy los vamos a desgranar y/o reflexionar sobre aquellas características que han logrado que sean reconocidos como tal.
Finlandia
En primer lugar, debo mencionar uno de los países que es mundialmente conocido por su sistema educativo: Finlandia. Se caracteriza por respaldar un modelo igualitario y gratuito (en todos los niveles, desde educación infantil hasta la universidad, e incluye asistencia médica y comedor en primaria y sencundaria) que es posible gracias a que invierten en él grandes sumas de dinero que permiten invertir en numerosos recursos. Además, valoran mucho la profesión del maestro (de hecho la equiparan a la de médico y sólo pueden acceder a la carrera de magisterio los estudiantes mejor preparados). Ven la educación como la base y como una “inversión de futuro”
Pero, ¿cuáles son las claves de la enseñanza en las escuelas finlandesas? La educación es personalizada adaptándose a la diversidad de alumnado; existe una alta implicación de las familias, pues al valorar el sistema educativo implica un mayor compromiso de las mismas; se evitan las comparaciones y las calificaciones y, por tanto, la competencia; la jornada laboral de los maestros incluye tiempo para preparar sus clases; se fomenta la participación y la curiosidad de los alumnos a través de actividades que implican investigación, descubierta…; etc.
Japón
Otro de los países más conocidos por tener un sistema educativo en el que se obtienen los mejores resultados es Japón. Se caracteriza por tener dos niveles en los que la escolarización es obligatoria: primaria y secundaria. La mayoría de los estudiantes pasan a bachillerato, período en el que los alumnos pueden escoger 4 asignaturas que les encaminarán su futuro profesional.
Una gran cantidad de niños acuden a escuelas públicas, aunque también hay algunas privadas que pueden elegir. La legislación es estable y duradera, una de las claves para que el sistema funcione.
Existe una alta competitividad en los exámenes para entrar a estudios superiores. Esto se da porque se valora mucho el esfuerzo y el trabajo constantes (una de las principales características de la cultura japonesa, por tanto, no nos sorprende).
Además, se le da una gran importancia a la educación en valores (basada en el conocimiento de las normas y del respeto, lo que está relacionado con la alta disciplina que tienen), a la enseñanza de artes tradicionales (caligrafía, poesía…), a la habilidad para resolver problemas y a potenciar el trabajo cooperativo a través de diversas actividades (salidas, comer juntos, etc.). El currículo es muy exigente, pero también le da mucha importancia a la formación como personas.
Canadá
Por último, para cambiar de continente, hablaré de Canadá. Una de las principales características que lo definen es que no existe un departamento estatal que se encargue de la educación porque cada una de las diez provincias y de los tres territorios que lo integran tienen la competencia de crear sus propios planes de estudios para, de esta forma, poder adaptarse a las necesidades de cada región. Considero que esto es una ventaja porque no debemos olvidar que se trata de un territorio extenso y, de esta forma, es más fácil atender a todo el alumnado.
La mayoría de los centros son públicos, aunque también existen algunos privados subvencionados con fondos públicos. A pesar de que la inversión en educación no es muy alta, han sabido gestionarlos de la mejor forma posible. La educación es obligatoria de los 6 a los 16 años (en algunos territorios hasta los 18).
Otro de sus puntos fuertes es la atención a la diversidad en el aula (tanto discapacidades, altas capacidades como inmigración), pues se le da una gran importancia dotándola de bastantes recursos económicos (ayudas, subvenciones, etc.).
Le dan mayor a la evaluación continua y, por tanto, los exámenes no tienen tanto peso. Además, se proponen muchos programas en los que se potencian las habilidades sociales y la educación emocional del alumnado.
Os he hablado de tres de los mejores sistemas educativos del mundo, hay varios más, pero he preferido seleccionar uno de Europa, Asia y América. Una de las principales conclusiones a las que llegamos una vez analizados, es que en nuestro país tenemos muchos aspectos que cambiar. Por ejemplo: potenciar que exista una educación obligatoria y gratuita; una mayor implicación de las familias en los centros educativos; aumentar los espacios de tiempo dedicados a la educación emocional y social, así como darle una mayor importancia al proceso de enseñanza-aprendizaje y menor a los exámenes; etc.
Dicho esto, ¿qué opináis vosotros y vosotras?, ¿cómo podemos mejorar el sistema educativo español?. Podéis dejar vuestras aportaciones en los comentarios.
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Eva Cebollero Pardina