Pros y contras del turismo en las ciudades europeas
Estando planificando nuestras próximas vacaciones, surgió una interesante controversia a la hora de elegir destino.
El criterio de lejanía o mayor o menor dificultad de acceso no es un problema: podemos ir a las antípodas o al lugar menos inhóspito que nos podamos imaginar, siempre encontraremos alguien que nos organice el viaje.
El criterio económico tampoco es un impedimento insalvable ya que podemos encontrar viajes adaptados a todas las economías, evidentemente condicionando las comodidades, lujos y privilegios. Las nuevas tecnologías y la feroz competencia del sector, si somos avispados, nos permitirán encontrar excepcionales vacaciones a unos precios muy asequibles. Y si el problema no es el dinero, entonces ya no existen barreras…
La conclusión, a la vista de estas circunstancias no es sencilla ya que el abanico de elección es muy amplio y las posibilidades prácticamente infinitas. Decidimos optar por realizar una ruta por diferentes ciudades europeas.
Turismo en ciudades europeas
No fue fácil la decisión ya que encontramos pros y contras en esta elección. Tengo que decir que, en algunos casos, lo que para una persona es un inconveniente, para otra, es una ventaja por el que la subjetividad es muy grande en estos casos.
Ventajas
– Cercanía. Elegir un destino europeo es sinónimo de proximidad. Las grandes ciudades turísticas de Europa se encuentran a una distancia de entre 2 y 4 horas en avión. Esto permite realizar viajes de pocos días ya que se aprovecha mucho más el tiempo.
– Servicios. Otra de las ventajas que ofrecen las ciudades europeas es la infinidad de servicios de que disponemos: medios de transporte tenemos todos los que se nos ocurran, desde autobús, metro, tren, hasta taxis y servicios de alquiler de coches con y sin conductor, bares y restaurantes de todo tipo, teatros y espectáculos…
– Moneda. Es un detalle muy importante el hecho de tener una moneda común: los grandes destinos europeos todos tienen al euro como moneda, lo que facilita el comercio y el control de nuestro presupuesto.
– Gastronomía. París, Bruselas, Roma, Múnich, Londres, Pisa disponen de todo tipo de restaurantes, bares, casa de comida… No será difícil encontrar cualquier tipo de cocina, incluso la autóctona, pasando por los grandes franquiciados que harán que nos encontremos como en casa.
– Información. Todos los que hayan ido de vacaciones a algún lugar, comentarán lo agradecidos que están a todos los puntos de información que existen en las ciudades turísticas, y que sólo nos damos cuenta de lo importante de su función cuando no las encontramos: nos facilitan mapas, horarios, excursiones, contactos con operadores…
Desventajas
– Masificación. En la actualidad, el nivel de vida y la concentración de grandes destinos hacen que las ciudades estén muy masificadas, especialmente en aquellos monumentos, edificios o lugares emblemáticos: hacerse una foto ante la Torre de Pisa o en la Fontana de Trevi, puede convertirse en una quimera; y no hablemos del desembarco de los monstruosos cruceros que pueden cada uno puede ubicar en una ciudad a 3.000 turistas en cuestión de minutos.
– Actitud de los ciudadanos autóctonos. La acción incívica de algunos turistas junto con la incidencia que supone tanta gente de manera continuada en el que hacer diario, puede provocar rechazo de los habitantes autóctonos. Problemas de tráfico, de aparcamiento, incidencias con los alquileres de pisos turísticos, ruido son hechos con los que se debe convivir.
– Ritmo trepidante. En estas ciudades, son muchos los lugares a visitar, mucha la gente que quiere visitarlos y, generalmente, poco el tiempo que se dispone para disfrutar de ello. Todo esto hace que se conviva con un ritmo estresante en lugar de la calma que debería reinar en estos momentos.
– Precio. En estos lugares es muy frecuente que la demanda sea, sino superior, sí que muy semejante a la oferta, por lo que la consecuencia natural es la subida de precios en las zonas más típicas. Precios abusivos que no siempre van acompañados de la calidad requerida.
En definitiva, todo dependerá de qué vayamos buscando y cuáles sean nuestras expectativas. En destinos muy turísticos vamos a encontrar todo tipo de facilidades orientadas a los visitantes, pero no vamos a encontrar un ambiente natural y auténtico, y si optamos por ciudades de menor atractivo turístico, no encontraremos tanta oferta, pero sí que podemos integrarnos en la vida y costumbres de la zona. El atractivo está en la variedad, y siempre podremos combinar ambas opciones y disfrutar de las ventajas de las zonas más concurridas y de las ventajas de los pueblos y ciudades menos conocidos pero, seguramente, igual de pintorescos.
Francesc Olalla