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Psicoeducación para padres: cómo establecer límites.

Psicoeducación para padres: cómo establecer límites.

Los límites son necesarios en cualquier etapa, pero es importante comenzar ya en la etapa de infantil aunque pensemos que son pequeños y no nos van a entender o no van a saber respetarlos. Evidentemente, los límites que impongamos deben ir en consonancia con la edad del niño, con su momento evolutivo y con sus necesidades pero es necesario que desde pequeños puedan aprender a diferenciar aquello que está bien de aquello que está mal.

Nuestro trabajo como padres es el de enseñarles mediante las normas y los límites aquello que es socialmente aceptable y aquello que no. La única manera de poder vivir en armonía socialmente es aprendiendo a respetar unos principios y normas básicas de respeto y convivencia. Los niños aprenden rápidamente que forman parte de un sistema. Por ejemplo, a partir de los dos años ya son capaces de representar la realidad mediante el juego simbólico y en muchas ocasiones juegan a representar diferentes vivencias o roles que ven en su entorno.

Por otro lado, las normas y los límites, no son solo necesarios por un tema de integración social sino que no seguirlos puede ser peligroso para el niño. Por ejemplo, si enseñamos a los niños que no pueden cruzar nunca solos y tienen que hacerlo siempre de la mano es por proteger su integridad física.

Creo que es importante darnos cuenta de que imponer normas o límites en la infancia no es disciplina sin sentido, sino que es necesario por motivos de peso. Lo importante es cómo ponemos estas normas y estos límites y qué hacemos cuando no se cumplen.

La psicoeducación nos puede ayudar a padres/madres y educadores a establecer límites de manera adecuada:

  • Comunicar lar normas a los niños:

Es imprescindible que los niños sepan que se espera de ellos, es decir, que pueden hacer y que no. Si no se les explica previamente y nos aseguramos de que lo han entendido no podemos pedirles que se comporten o actúen como esperamos. Cuando hablamos de «explicar» a los niños tenemos que ser conscientes de su capacidad cognitiva para entendernos y en muchas ocasiones vamos a tener que recurrir a sistemas alternativos de comunicación. Para ayudarles a que nos entiendan es mejor expresarse siempre con frases cortas, en positivo (evitando es uno del «no»), utilizar dibujos, usar canciones, buscar algún cuento o inventarnos alguno que nos sirva para hacernos entender.

  • Utiliza un lenguaje concreto y sin ambigüedades: 

Decir «pórtate bien» no es útil porque lo que nosotros entendemos por portarnos bien puede diferir de lo que entiende un niño. Si queremos que haga algo o que no lo haga es mejor indicárselo de manera concreta «saltar en el sofá no está permitido, puedes hacerlo en el suelo si quieres».

  • Mantener unas expectativas realistas:

Poner unas normas y unos límites nos va a ayudar en muchos aspectos, sobretodo en la convivencia familiar, pero no podemos esperar que los niños cumplan siempre con todo lo que «esperamos de ellos». Los niños necesitan transigir esas normas para reafirmarse, buscar su identidad, entenderse a ellos mismos, conocer qué pueden hacer y que no, hacer respetar sus gustos, preferencias, etc. No podemos olvidar que aunque son pequeños, también tienen sus preferencias, sus gustos y sus motivaciones y/o intereses y muchas veces no van a coincidir con los nuestros. Es importante ser flexibles en ciertas ocasiones y no mostrarnos excesivamente autoritarios. Podemos, por ejemplo, reformular los límites, crear unos nuevos, negociarlos con ellos, etc.

  • Ser un ejemplo de conducta: 

Los niños aprenden por modelado, es decir, a través de la observación de un modelo y repitiendo aquello que ve. Si queremos que dejen de hacer una conducta que no nos parece adecuada, mejor que no nos la vean hacer a nosotros mismos. La coherencia, desde mi punto de vista, es importante.

  • Disciplina positiva:

Desde la disciplina positiva se dice que tenemos que dejar que los niños experimenten las consecuencias naturales de sus actos, siempre que sea seguro, para poder aprender que todo lo que hacen, tanto lo bueno como lo malo, tiene repercusiones para ellos o para los demás. Si por ejemplo un niño se lleva un juguete al parque y lo pierde, cuando lo quiera usar al día siguiente ya no lo tendrá por no haberlo cuidado y aprenderá a prestar más atención la próxima vez a sus juguetes. Muchas veces, en nuestro intento de protegerles y evitarles sufrimiento no permitimos que aprendan estas consecuencias. Siguiendo con el ejemplo anterior, si como padres a la que vemos que está triste porque ya no tiene ese juguete para jugar le decimos que no se preocupe que buscaremos o compraremos otro, no le estamos permitiendo que aprenda de ello.

  • Equilibrar exigencias con capacidades.

Es decir, no podemos poner a un niño de 2 años la norma de que debe respetar el turno de palabra porque a nivel cognitivo no tiene la madurez suficiente para poder controlarse y llevar a cabo esta acción. Siempre que pongamos una norma o límite tenemos que ser conscientes de las necesidades del niño y de aquello que son capaces de hacer.

  • Usar la ilusión de alternativa.

Cuando tenemos delante a un niño de una edad ya más grande, por ejemplo niños de 5-6 años podemos usar la ilusión de alternativa. Consiste en ofrecerle dos opciones que a nosotros nos van bien y le ofrecemos la opción de escoger. Por ejemplo: Es la hora del baño ¿qué prefieres ducha o bañera?. De esta manera el niño se siente responsable y partícipe de las decisiones cuando en realidad está haciendo lo que realmente queremos nosotros que es que se bañe o duche antes de cenar.

  • Explica los motivos de la regla.

Muchas veces por prisa solemos imponer las normas creando una resistencia a cumplirlas. Cuando los niños entienden que hay un motivo detrás les suele ser más sencillo obedecer.

Y por último… Todos los niños son diferentes y como padres conocemos bien a nuestros hijos. Lo mejor es observarlo, ver cuando le cuesta menos respetar los límites, ver cuando no lo hace por sistema e intentar probar diferentes estrategias que nos puedan funcionar mejor.

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