Psicología juvenil: cómo entender a los adolescentes
Dice el Dr. Daniel Siegel, gran investigador en neurociencia, en su libro “Tormenta cerebral: el poder y el propósito del cerebro adolescente”, que entre los 12 y los 24 años de edad, el cerebro se transforma de manera decisiva y, con frecuencia, complicada.
En este libro, Daniel J. Siegel explica como la fase de la adolescencia es una etapa trascendental de nuestras vidas a la hora de trazar la trayectoria del adulto que acabaremos siendo. ¡Especialízate con nuestro curso de psicología infantil y juvenil!
El cerebro humano no se termina de formar hasta los 25 años
Según las últimas investigaciones realizadas en neurociencia, nuestro cerebro no se termina de formar hasta los 25 años.
Los adolescentes se enfrentan con desafíos, presiones y un estrés vital, causado a veces por situaciones que los adultos juzgamos como “tonterías”, bien porque el chico o la chica que le gusta no le hace caso, bien porque le han salido granitos en la cara o bien porque han suspendido un examen, teniendo como única base cerebros que aún no están del todo desarrollados.
Aparte de que todavía están explorando el mundo y descubriendo grandes experiencias en la vida que nos marcan a todos los seres humanos, como pueden ser la elección de una profesión, enamorarse, definir su relación con la sexualidad, sus valores, sus gustos y su identidad en la vida; los adolescentes no han tenido el tiempo todavía ni la experiencia necesaria para adquirir un sentido amplio del mundo y, además, sus cerebros aún no han madurado físicamente.
Si bien lidiar con la presión y el estrés no es un asunto fácil para un cerebro completamente maduro, cuanto menos lo es para uno que está en la transición de la niñez a la edad adulta y en la transición del pensamiento concreto al abstracto.
Es por todo esto que explico, que es vital para los padres entender por lo que pasa en los cerebros de sus hijos, pues los padres monitorean, y con frecuencia se preocupan por los desafíos sociales, académicos y emocionales de sus hijos, y su función es aconsejarles y guiarles en esta búsqueda de soluciones a todos los desafíos que se les van presentando.
¿Cómo entender el comportamiento de los adolescentes?
Dice el Dr. Andrew Garner, miembro del comité de aspectos psicosociales de la salud infantil y familiar de la American Academy of Pediatrics, que «mientras que los adolescentes pueden tender a ser más emocionales e impulsivos, nuestro trabajo como adultos es lograr que bajen el ritmo y ayudarles a reflexionar sobre lo que están haciendo». «Al no estar su corteza cerebral prefrontal completamente madura, sencillamente no trabaja tan rápido como si estuviera madura», dice.
Esta diferencia puede tener consecuencias trágicas, explica el Dr. Garner, si pensamos por ejemplo que esta falta de desarrollo en su corteza cerebral prefrontal les puede llevar a subirse en el coche de alguien que está ebrio o a consumir drogas para experimentar con ellas, simplemente por no reflexionar sobre las posibles consecuencias negativas de sus actos.
Algunas pautas para manejar sus “estallidos”:
Todos los adolescentes muestran estallidos ocasionales o episodios en los cuales se obstinan con juicios o visiones equivocadas. Ante estos estallidos, lo mejor que podemos hacer como adultos es no perder la calma, practicar la conciencia plena, desarrollar la paciencia y la sabiduría y ser capaces de regular las emociones que van surgiendo en ese momento, ayudando al adolescente a regular sus emociones y pensamientos y calmarse poco a poco.
Lo peor que podemos hacer es pedirle al adolescente que nos calme a nosotros. Nuestra labor como adultos es ayudarle a reflexionar, a regular sus emociones y a calmarse. Pensar lo contrario es estar equivocado.
Ante ello, el Dr. Garner aconseja a los adolescentes tener un plan para después de la escuela secundaria, ya que dice que «una orientación futura es un buen indicador de la transición correcta de la adolescencia», y recuerda a los padres estar alerta a las señales de advertencia de problemas emocionales, a que haya una buena socialización, alimentación, hábitos de sueño y de trabajo.
Por el contrario, si los adultos observan problemas emocionales, sociales, una mala alimentación, insomnio o hábitos de sueño desordenados, así como una mala planificación en los estudios y hábitos de trabajo, es el momento de analizar qué está pasando, sentarse a tener una charla con el adolescente y ver si se le puede ayudar o, si no es posible, recurrir a un buen profesional que pueda hacer una correcta intervención basada en una intervención psicoeducativa, psicológica o terapéutica.
Espero que este artículo te haya servido de ayuda para entender un poco mejor la psicología del comportamiento de los adolescentes y el por qué a veces estallan, tienen conductas impulsivas o de riesgo, no reflexionan, están confundidos, se manejan como norias emocionales en las cuales a veces están arriba y a veces están abajo, cambian de opinión y de estados de ánimos varias veces y sin sentido en un solo día o estallan de rabia, en lágrimas o se bloquean.