Trastorno de la expresión del lenguaje
Hoy vamos a hablar del segundo de los Trastornos específicos del habla y del lenguaje que mencionamos en este post.
Se manifiesta por una marcada alteración en el desarrollo de la expresión del lenguaje apropiado para la edad del niño teniendo, sin embargo, la capacidad de compresión del lenguaje relativamente intacta así como el lenguaje interior.
Cuando nos encontramos con un caso grave a los 18 meses de edad ya podremos notar que no consigue hablar espontáneamente ni incluso repetir palabras o sonidos simples; se vale de gestos para obtener lo que desea. El niño parece querer comunicarse, mantiene el contacto visual, se relaciona con la madre y disfruta jugando. Cuando finalmente comienza a hablar la articulación suele ser inmadura y con muchos errores. Muchos sonidos son omitidos o sustituidos por otros. Alrededor de los 4 años pueden construir frases cortas pero parecen olvidar las palabras antiguas cuando aprenden otras nuevas.
Hay casos menos graves que no se manifiestan hasta la adolescencia donde el lenguaje se hace más complejo.
Epidemiología
Entre un 3 y un 5%, más frecuente en niños que en niñas.
Diagnóstico diferencial
Retraso mental (deterioro generalizado y no localizado).
Trastornos mixtos del lenguaje receptivo-expresivo (aquí la comprensión está alterada).
Trastornos generalizados del desarrollo (aquí hay ausencia de lenguaje interno, juego simbólico y uso inapropiado de los gestos).
Afasias o disfasias (aquí la historia de desarrollo del lenguaje es normal).
Mutismo selectivo (hablan pero sólo delante de los miembros de la familia).
Curso y pronóstico
Si no aparecen trastornos concomitantes es mucho mejor, de todas maneras hasta el 50% de los niños con un trastorno de este tipo leve, se recuperan espontáneamente.
Tratamiento
La terapia debe ir dirigida a mejorar las estrategias de comunicación y las interacciones sociales ya que la autoestima y la conducta suelen verse afectadas indirectamente (psicoterapia) así como el uso de palabras (logoterapia).