Un náufrago que no quiere ser rescatado
Hablamos de Irlanda.
El primer ministro irlandés Brian Cowen reafirmó ayer que Irlanda no solicitará a la Unión Europea ni al Fondo Monetario Internacional (FMI) una ayuda financiera.
Los ministros de Economía de la eurozona presionarán este martes a Irlanda para que acepte ayuda financiera del fondo de rescate de la UE de 750.000 millones de euros con el objetivo de frenar el contagio de su crisis de deuda a otros países de la eurozona, especialmente a España e Italia.
La posibilidad, cada vez más real, de que la UE salga al rescate de Irlanda y Portugal abre un nuevo periodo de incertidumbre y sitúa a España ante un escenario inquietante. Europa debe adoptar una respuesta urgente, porque lo peor en estos casos es que los formalismos y proclamas tranquilizadoras dilaten las soluciones, por muy dramáticas que sean. No es hora de titubeos, porque los mercados son ajenos a los equilibrios políticos. España no es Irlanda ni Portugal, y precisamente por nuestro peso económico dentro de la UE conviene separar nítidamente los problemas de unos y de otros para evitar el «efecto contagio»