¿Qué tipos de vendas hay en enfermería?
Cuando hay que proteger, comprimir o inmovilizar una zona, es habitual recurrir a las vendas. En las formaciones sanitarias como nuestra FP de Grado Medio en Cuidados Auxiliares de Enfermería, los/las especialistas aprender a escoger el material y la técnica adecuada para cada afección, contribuyendo a que el/la paciente sane lo más rápido posible. Si es necesario un estudio profundo de la materia es por la enorme variedad de tipos de vendajes en enfermería que existen. Pueden clasificarse en función del material del que estén hechos, pero también de la técnica o del uso al que se destinen. ¡Entremos en detalles!
Los tipos de vendajes en enfermería: cuáles son
Al igual que ocurre con el lavado de manos en enfermería, el procedimiento para aplicar las vendas tiene más fondo del que parece. Empezando por el número de piezas que las componen, ya que van mucho más allá de los esparadrapos.
Entre los tipos de vendajes en enfermería están los simples —una sola pieza adhesiva o extensible—, los compuestos —formadas por varios elementos—, y los suspensorios —en forma de bolsa—. Además, encontramos los mecánicos, que pueden sujetar una parte del cuerpo para evitar que se deforme.
Dependiendo del propósito para el que se utilicen, las vendas pueden ser más duras o más maleables, por lo que en su fabricación caben toda clase de tejidos. Las más comunes son las de algodón o gasa, usadas para lesiones de gravedad menor como heridas superficiales o esguinces.
Las vendas blandas se usan para lesiones de importancia menor, mientras que las duras se emplean sobre todo para inmovilizar
Los materiales más recios, como el termoplástico o las vendas de fibra de vidrio, se aplican en pacientes que deben mantener una zona de su cuerpo inmovilizada en una postura concreta. El yeso, por ejemplo, es uno de los tipos de vendajes más conocidos en enfermería, ya que es lo suficientemente fuerte como para lograr que el hueso suelde de manera correcta.
Como ves, hay muchas formas de clasificar las vendas en función de su composición. En este artículo, vamos a centrarnos en uno de los aspectos más fundamentales: el procedimiento para colocarlas sobre la parte del cuerpo afectada, sin olvidar que siempre hay que tener en cuenta para qué se aplica: inmovilización, presión o protección ante infecciones.
Vendaje circular
El vendaje circular es el más simple. Consiste básicamente en dar vueltas alrededor de la zona que se quiere vendar, pasando el tejido sobre sí mismo en cada giro. Se emplea para:
- Sujetar otras vendas.
- Aguantar tiritas o esparadrapos.
- Prevenir la infección de una herida.
Vendaje en espiral
El recorrido de la venda sigue la forma de una espiral ascendente. Se empieza desde la parte inferior y se va subiendo, haciendo que cada giro cubra una parte de la vuelta anterior para lograr que la venda avance hasta la cobertura total. Suele utilizarse para proteger o comprimir una articulación.
Una variante de este procedimiento, aunque mucho menos utilizado, es el vendaje en espiral invertida. Consiste en realizar el proceso de espiral común, para luego cambiar el sentido colocando el dedo sobre la tela y doblándola sobre sí misma.
Vendaje en ocho
Como ya habrás comprobado, el nombre de los tipos de vendajes en enfermería alude de un modo bastante acertado a la forma en la que se colocan. Es el caso del vendaje en ocho, que consiste en trazar esta figura sobre la articulación del/la paciente para que pueda continuar moviéndola a pesar de las vendas.
Para aplicar el procedimiento, hay que asegurarse de que la zona está en una posición óptima (por ejemplo, semidoblada), de manera que la rigidez no impida luego el movimiento. A continuación, se comienza a colocar el vendaje desde la parte superior de la articulación, dando un par de giros circulares y entrecruzando el tejido por la zona posterior para llegar a la inferior y repetir el vendaje circular.
Con el fin de asegurar la zona, el tejido se lleva de nuevo hacia arriba, entrecruzándolo por debajo. El ciclo puede repetirse todo lo que se necesite, y se recurre a él para:
- Proteger heridas en articulaciones sin inmovilizar la zona central.
- Sujetar apósitos en dichas articulaciones, como codos o rodillas.
Vendaje en espiga
Esta técnica es una combinación de varios de los tipos de vendajes de enfermería que hemos visto: el circular, el de espiral y el de ocho. Comienza con giros circulares para asegurar la venda y continúa haciendo movimientos ascendentes y descendentes, dibujando la forma de una espiga.
Es muy habitual verlo en extremidades, sobre todo en aquellas en las que el vendaje pueda provocar problemas de circulación, como las piernas.
Vendaje recurrente
Cuando los/as profesionales se encuentran con un muñón o con una lesión en la cabeza, suelen optar por el vendaje recurrente. Su objetivo es cubrir toda la zona, primero con dos giros circulares y luego vendando en perpendicular para finalizar en el punto de partida.
En el caso de las lesiones craneoencefálicas, lo normal es que se utilicen para aguantar apósitos. Sin embargo, ya se han desarrollado nuevos tipos de vendajes de enfermería para favorecer la coagulación ante las hemorragias, como la capelina modificada que detalla la revista científica Sanum.
Vendaje velpeau
El último tipo de vendaje del que vamos a hablar es el velpau, pensado para lesiones en la zona del tórax o los hombros. Se venda el tronco y se continúa por el hombro dañado de forma descendente hasta alcanzar el codo, asegurando bien la zona.
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El vendaje es de las técnicas más básicas de la enfermería. Una que deberás conocer muy bien si quieres mejorar las dolencias de las personas en hospitales, residencias y centros médicos.
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