Educación inclusiva: El mejor argumento moral es la acción
Antes de empezar, os quiero presentar a Antonio. Os recomiendo su visionado completo, vale la pena.
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Durante la 48ª Conferencia Internacional de Educación en el 2008 auspiciada por la UNESCO, se tomó como tema central la Educación Inclusiva. El propósito es permitir que los maestros y estudiantes se sientan cómodos ante la diversidad y la perciban no como un problema, sino como un desafío y una oportunidad para enriquecer las formas de enseñar y aprender (UNESCO, 2005, pág. 14).
Dos de los pilares fundamentales aquí en España sobre el tema son:
– Todos los miembros de la comunidad colaboran para facilitar el crecimiento y desarrollo personal y profesional individual, a la vez que el desarrollo y la cohesión entre los iguales y con los otros miembros de la comunidad.
– La diversidad de todas las personas que componen la comunidad educativa se considera un hecho valioso que contribuye a enriquecer a todo el grupo y favorecer la interdependencia y la cohesión social.
Bajo estas premisas es importante recalcar que es una vía de doble sentido, es decir, no podemos pretender que los estudiantes cambien su forma de ver y hacer en la escuela a menos que los adultos, en este caso, el profesorado, cambie también y se cuestione su práctica docente hasta la fecha y las concepciones que hay implícitas en éstas (capacidad de aprendizaje de los alumnos con necesidades especiales, origen de su comportamiento, bajas expectativas, etc).
Contamos con el apoyo internacional, el apoyo del Gobierno y cada vez hay más investigaciones que refuerzan los beneficios de apostar por la educación inclusiva.
Es el momento de dejar la reflexión a un segundo plano (¡nunca abandonarla!) y, como dice la frase del profesor Toni Booth que da título al post de hoy, actuar.
Fuente imágenes: Asociacionsolcom y Titulación 2012
