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La intolerancia a la lactosa ocurre cuando el intestino delgado no produce suficiente lactasa para digerir la lactosa.
Los síntomas como dolor abdominal, gases, diarrea o hinchazón aparecen poco después de consumir leche o derivados.
El tratamiento consiste en reducir productos con lactosa, usar fórmulas con lactasa o elegir versiones sin lactosa, siempre con atención para mantener una dieta equilibrada.
Gran parte de la población sufre problemas digestivos, entre otros, podemos destacar el dolor abdominal, diarrea, sensación de gases, hinchazón, entre otros. Las causas pueden ser varias, y en ocasiones no se encuentra ninguna causa concreta para ellos. En los últimos años, han surgido diferentes patologías y nuevos diagnósticos que antiguamente no se conocían. Uno de ellos es la intolerancia a la lactosa. Veamos si es un hecho real o simplemente una moda que acompaña a las nuevas dietas que están hoy en día en tendencia.
La intolerancia a la lactosa se presenta cuando el intestino delgado no produce suficiente cantidad de dicha enzima. La lactasa es una enzima que tenemos en el organismo para digerir la lactosa. La lactosa es un azúcar que podemos encontrar en la leche y otros productos lácteos.
Según la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) y la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), “la intolerancia a la lactosa tiene una prevalencia entre un 30 y un 50% de la población y existe una creciente demanda por parte de la sociedad de información sobre la intolerancia a la lactosa y de las consecuencias para la salud”.
Desde nuestro nacimiento, ya se produce la enzima lactasa para poder digerir la leche, incluida la leche materna. En algunas ocasiones los bebes prematuros desarrollan esta intolerancia, pero por norma general se da en personas adultas, aunque es muy poco frecuente que la intolerancia a la lactosa llegue a ser peligrosa. Algunos estudios afirman que en las personas de raza blanca, la intolerancia a la lactosa con frecuencia se presenta en los niños mayores de 5 años, ya que a esta edad, nuestros cuerpos dejan de producir lactasa. Hemos de tener en cuenta que cualquier patología que afecte a nuestro intestino delgado puede provocar que se produzca menos cantidad de la enzima lactasa. Podemos distinguir tres tipos de intolerancia a la lactosa:
Veamos cómo podemos intuir que algo no va bien y que tipo de pruebas hemos de esperar a fin de ser diagnosticados por un especialista. Los principales síntomas suelen aparecer inmediatamente o a las pocas horas después de haber ingerido leche o derivados lácteos como yogur, queso, u otros alimentos que contengan lactosa como pasteles, helado o embutidos (mirar siempre los conservantes). Dolor de estómago, náuseas, diarreas, distensión abdominal, cólicos y gases son signos característicos de la intolerancia a la lactosa. Las principales pruebas diagnósticas empleadas en la detección de dicha intolerancia son la prueba de aliento para lactosa-hidrógeno, la prueba de tolerancia a la lactosa y la valoración del pH de las heces.
El principal tratamiento a tener en cuenta en aquellas personas que padecen intolerancia a la lactosa está basado en reducir la ingesta de productos lácteos que contengan lactosa. En algunos casos es evidente que productos pueden contener este azúcar, como es el caso de yogures, mantequilla o leche. Pero hemos de prestar especial atención a las etiquetas de alimentos no lácteos como embutidos y/o cervezas. No todas las personas que padecen intolerancia a la lactosa la sufren con igual intensidad. Algunas de ellas se sienten indispuestos con tan solo tomar un vaso de leche, mientras que en otros casos los síntomas pueden tardar en aparecer. Actualmente, existen agregados de lactasa que se pueden agregar a la leche, o que también vienen como preparados en cápsulas. Igualmente, hoy en día ya existen muchos productos lácteos presentados sin lactosa. Pero siempre es importante no prescindir de manera drástica de los productos lácteos, ya que su omisión puede llevar a una carencia de calcio, vitamina D, riboflavina y proteína.
Por lo tanto, tal y como se ha explicado, la intolerancia a la lactosa es real y actualmente muchas personas lo sufren. Es importante saber recocer los diferentes síntomas y siempre ser valorado y posteriormente diagnosticado por un especialista. Este, también nos ha de informar sobre qué tipo de dieta adaptar a nuestras necesidades, a fin de mantener siempre una dieta equilibrada. ¿Estamos preparados para reconocer si padecemos intolerancia a la lactosa?
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