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Qué es y para qué sirve la formulación magistral en farmacia

Qué es y para qué sirve la formulación magistral en farmacia

Escrito por Laura Garbayo

Está semana hablaremos de un término conocido para muchos, pero desconocido para otros. Es la formulación magistral. Vamos a entender a que nos referimos al hablar de este “nuevo” concepto, y en qué casos podemos utilizarlo. Pero antes de todo, recordemos algo de historia sobre la farmacia. ¡Infórmate en detalle sobre el curso de farmacia y parafarmacia de CEAC!

Es sabido que desde las más antiguas civilizaciones, y a fin de alcanzar mejoría y curación de diferentes enfermedades y patologías, el ser humano ha utilizado distintos productos, ya sean de origen vegetal, mineral o animal. Desde el origen de los tiempos la enfermedad ha estado presente, y los métodos de curación han evolucionado de manera paralela a como se ha ido desarrollando la medicina. Pero si bien es cierto, no podemos hablar de medicina sin mencionar la farmacología. Este término lo podemos definir como la ciencia que estudia la composición, las propiedades y la acción terapéutica de los medicamentos. Podemos afirmar que el cuidado de la salud siempre ha estado y está en manos de médicos y farmacéuticos. Antaño, como es el caso del griego Galeno (130-200 d.C.), eran los médicos quienes preparaban sus propios remedios curativos.

Y es de esta época de donde se obtiene el nombre de la Galénica, como la forma adecuada de preparar, dosificar y administrar los fármacos. Años más tarde la cultura romana utilizaba elementos denominados electuarios (una mezcla de varios polvos de hierbas y raíces medicinales a los que se les añadía una porción de miel fresca) a fin de utilizarlos como pócimas curativas. También el uso del jarabe era incipiente en aquella época, el cual contenía azúcar disuelta, en vez de agua formando así una masa espesa. Fue precisamente Galeno quien hizo famosa la triaca, obra completa la cual consistía en un electuario que llegaba a contener más de 60 principios activos diferentes. Y por este motivo Galeno se hizo muy popular durante esta época de la Edad Media, dejando de estar autorizada para su uso en España en pleno siglo actual. Es precisamente en la Edad Media donde los farmacéuticos comienzan su actividad separándose ya de los médicos.

Eran ellos quienes preparaban en sus diferentes fórmulas magistrales adecuadas a cada paciente en concreto. Posteriormente en el renacimiento la separación entre la farmacéutica frente a médicos, cirujanos es más clara. Paralelamente se va produciendo una revolución en el conocimiento farmacéutico y a su vez se consolidan conceptos como el de  ciencia en la edad moderna. La formulación magistral es la base de la actividad farmacéutica, a causa del  nacimiento y posterior evolución de farmacopeas y  diversos formularios, y esta situación se mantiene hasta aproximadamente la segunda mitad del siglo XIX. Es a partir de ese momento donde entran en juego la industria y  empiezan a aparecer los medicamentos específicos, que consistían en medicamentos preparados por laboratorios farmacéuticos.

Por lo tanto, podemos definir el concepto de formulación magistral como aquellos medicamentos cuyo fin está destinado a cada paciente de forma individual. Los preparan los farmacéuticos a fin de cumplir de manera expresa una prescripción facultativa detallada de las sustancias medicinales que incluye, según las normas técnicas y científicas del arte farmacéutico, dispensado en su farmacia o servicio farmacéutico y con la debida información al usuario.

Se ha de tener en cuenta que la preparación de las diferentes fórmulas magistrales está basada en El Real Decreto 175/2001, el cual establece las normas que se deben respetar en la elaboración de cualquier fórmula magistral o preparado oficinal, y describen las condiciones mínimas que debe reunir el personal, los locales, el utillaje, la documentación, los materiales, la elaboración, el control de calidad y la dispensación de la formulación magistral, además de constituir las exigencias legales vigentes en esta materia. Estas normas se conocen como Normas de Correcta Fabricación (NCF) Good Manufacturing Practices (GMP).

Veamos entonces los diferentes usos de las fórmulas magistrales y en qué casos podemos hacerlas servir. Sabemos que la formulación magistral permite preparar diferentes medicamentos destinados a un paciente individualizado, y además que no pueden ser tratados con una especialidad farmacéutica (medicamentos industriales). Se precisan fórmulas magistrales cuando:

  • Un producto no se fabrica, ya sea por no ser rentable, o carecer de estabilidad entre otros motivos
  • En caso de desabastecimiento de un medicamento concreto
  • En caso de precisar la combinación de diferentes principios activos
  • Cuando la dosis prescrita no es la estándar
  • En casos donde es necesario adaptar ciertas características al producto: características organolépticas como olor, sabor…
  • Si la forma de administración solicitada por el facultativo no está disponible
  • En casos donde se necesitan fórmulas especiales por alergias, pieles atópicas, intolerancias alimentarias, sensibilidad química a diferentes productos, entre otros

Las fórmulas magistrales más utilizadas y/o solicitadas son las dermatológicas como cremas, geles y pomadas. Y es que la formulación magistral es una herramienta muy útil para los dermatólogos, porque pueden adaptar cada medicamento de manera específica a la piel de cada paciente. De ese modo, se puede estudiar cada caso de manera individual y dar con el fármaco idóneo, evitando así conservantes u otros productos que puedan perjudicar a la piel del paciente. También se pueden preparar las cantidades necesarias, evitando excesos, combinar principios activos en una sola preparación.

También son frecuentes las fórmulas magistrales utilizadas en pediatría. Un claro ejemplo de ello son orales líquidos, como los jarabes. En estos casos se puede adaptar el sabor del medicamento a fin de ser más agradable para los pequeños, y  se puede ajustar al miligramo la dosis del menor.

En resumen, las fórmulas magistrales son una herencia de nuestros antepasados, pero que actualmente están presentes en nuestro día a día, a fin de facilitarnos productos de manera individual. ¿Nos animamos utilizar más fórmulas magistrales?

En este caso, lo que es muy valorado por los pediatras, así como preparar la fórmula pensando en los gustos del niño con, por ejemplo, un saborizante agradable que evite el rechazo del medicamento.

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